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Con la vuelta al aula llega la ansiedad

Los chicos, y también los padres, atraviesan un período de tensión en los días previos al comienzo del año escolar

Muchos esperan el inicio de las clases con alegría, pues desean reencontrarse con sus amigos; otros con desgano, ya que la vuelta a la rutina escolar les genera antipatía. A algunos chicos les va a costar conciliar el sueño este fin de semana, también a algunos padres, y dentro de éstos no son pocos los que -con bastante poco éxito- pedirán a sus hijos que se acuesten temprano, porque ya las vacaciones terminaron…

El denominador común es la ansiedad.  «La víspera del comienzo de clases es una movida que involucra a toda la familia. Es una puesta en marcha que altera la ecología de las vacaciones, y en la que las ansiedades se visten de distintos colores, según las distintas edades», afirma la psicoanalista especialista en niñez y adolescencia, Susana Mauer.

«Muchas veces los padres también se ponen tan ansiosos o más que sus hijos y esto potencia la ansiedad de los chicos», agrega la licenciada Eva Rotenberg, psicoanalista que dirige la Escuela Para Padres. «Los padres suelen estar muy contentos de que sus hijos comiencen las clases , porque esto los ordena a los chicos», completa la licenciada Cristina Castillo, psicoanalista del Centro Fernando Ulloa.

Contentos, pero no por ello menos tensos, no son pocos los papás que se quedan «colgados» de la ventana del jardín de infantes, en el primer día del ciclo inicial. «Para muchos padres es la primera instancia en que su hijo va a estar en un lugar con desconocidos, y eso les genera mucha ansiedad -dice Castillo-. Por ahí el chico está muy contento de empezar el jardín, pero son los padres los que les transmiten el miedo.»

La confianza en la institución y en las maestras, y una buena comunicación, son fundamentales para sobrellevar el período de adaptación. El de los chicos y el de los padres.

Clásicos dolores de panza

Un dolor de panza o de cabeza en la mañana del primer día de clases, el no poder conciliar el sueño la noche anterior, las súbitas ganas de hacer pis justo en el momento en que llega el micro escolar, son algunos de los síntomas clásicos de ansiedad que genera el volver a la escuela.

«Los fantasmas o las escenas más temidas están inspiradas en el miedo a los desconocido: qué maestra le va a tocar, cómo va a ser… -comenta Mauer-. Cuando los pasajes son de etapa (primer grado, comienzo del secundario) se exacerban los temores, que son los propios de todo comienzo.» Existen otros factores que también pueden incrementar la tensión y el estrés preinicio: «Los niños que suelen tener problemas de aprendizaje o dificultades de integración, pueden estar muy ansiosos», señala la licenciada Rotenberg.

Pero, ¿hasta dónde la intranquilidad es la esperable y cuándo uno puede pensar en que existen otros factores que conviene evaluar? «El inicio de clases es también una oportunidad para la irrupción de manifestaciones patológicas, cuadros de angustia muy intensos, comportamiento obsesivos y situaciones fóbicas muy agudas», advierte Mauer.

«Puede gatillar el inicio de un cuadro de trastorno de ansiedad en los niños con predisposición a padecerlos -continúa la licenciada Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad-. Reticencia a concurrir a clases, desgano, desinterés, apatía, pueden ser algunos de sus síntomas.»

Todos estos síntomas son fáciles de hallar al inicio de clases -especialmente a partir de los 10 u 11 años, en los que la alegría por comenzar las clases deja lugar a la falta de ganas de volver a entrar en la rutina de horarios y de estudio-. Lo que debe llamar la atención es la frecuencia y la persistencia en el tiempo.

«Si seguimos a mitad de abril y no hay forma de llevar al chico a la escuela, o si por su frecuencia o su intensidad en lugar de haber una evolución, retrocede y se encalla, ahí habrá qué ver que pasa, pero si me traen a un chiquito a mitad de marzo porque no quiere ir a clases le voy a decir a los padres que esperen unas semanas más», afirma Mauer.

«Es conveniente que los padres se relajen, sin que esto signifique despreocuparse, transmitiéndoles a sus hijos que los van a ayudar a organizarse desde el comienzo para empezar mejor el año», aconseja Rotenberg. Y Mauer coincide: «Tolerancia y buena disposición, eso es lo que realmente ayuda en estas primeras semanas de clase»..