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Para el cassette, 50 años es mucho

Nació en los 60’s, alcanzó su auge 20 años después y muy pronto la tecnología lo mando al «archivo». La célebre «cajita» cumple años, perdida en el fondo de algún cajón.

Hace 50 años, Philips revolucionó el mundo de la música con el cassette. Esa práctica cajita con cinta, que resultaba mucho más portable que el LP, entraban muchos más temas que en los «simples» y se podía guardar en una caja de zapatos.

Su ingreso al mercado y a las casas fue lento y recién alcanzó el auge en la década del ´80, cuando ya se había evolucionado en la calidad de las cintas y el sonido.

Cuando empezaron a venderse los cassettes «vírgenes», baratos y fáciles de conseguir, podemos decir que empezó formalmente la piratería casera. Un amigo compraba un disco y rápidamente había diez copias en cassettes dando vueltas por el barrio. Los equipos «doble cassettera» permitieron perfeccionar el sistema, y copiar los propios cassettes.

También nacieron los antepasados de las «listas de reproducción» de hoy. Cada propietario de un grabador y un cassette virgen se transformaba en un compilador de música y hasta de «enganchados» para las fiestas. Incluso estas largas listas de temas se armaban grabando pacientemente de la radio nuestras canciones favoritas. Así empezó la costumbre de los locutores de «pisar» los temas con su voz.

La grabación casera no molestaba tanto a la industria musical como la actual piratería digital, porque además el cassette no tenía una calidad de audio excelente y se arruinaba rápidamente.

¿A quién no se le enganchó una cinta en los cabezales, e intentó recuperarla desarmando el cassette? ¿Quién no rebobinó con la lapicera, porque se trababa o para no gastar las pilas del reproductor?

La portabilidad del cassette trajo como consecuencía otro invento revolucionario: el «walkman», que abrió las puertas al maravilloso mundo de escuchar música en cualquier lado, en movimiento, haciendo ejercicio o en la playa.

Prácticamente descartado a principio de los ´90 con la llegada del sonido de alta fidelidad del CD, parece que no tendrá regreso ni siquiera como objeto de culto, como el LP.

Con apenas 50 años, algunos cassettes olvidados se llenan de polvo en algún rincón de las casas ochentosas.