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«Nos duele mucho», dijo el juez que liberó al hombre que mató a su esposa

Gustavo Jensen, uno de los dos magistrados que posibilitaron la excarcelación de Marcelo Tomaselli, quien había violado a su mujer y luego, al salir de la cárcel la mató de 11 puñaladas, reconoció que no fue una decisión acertada, pero consideró que no es momento para «pedir la cabeza» de los jueces

El juez Gustavo Jensen, del Tribunal de Impugnación Penal, señaló que «jamás» pensó en que la joven Carla Figueroa, de 19 años y con un hijo de tres, podía ser asesinada.

«Nos duele muchísimo. Era algo que jamás se nos ocurrió pensar  que podía ocurrir. La gente puede pensar que acá se estaba discutiendo la integridad física de la víctima, o que estuviera en riesgo de vida. Nunca se planteó», dijo el magistrado.

Carla Figueroa había firmado el «avenimiento», es decir, el perdón a su violador y se había casado con él.

En tanto, fuentes judiciales informaron que el acusado, de 26 años, no quiso responder hoy a los interrogantes del fiscal de la causa, por consejo de su nuevo defensor oficial.

Cuatro jueces intervinientes no habían consentido el «avenimiento», pero dos de una instancia superior, del Tribunal de Impugnación, lo permitieron.

Con ese «perdón», Tomaselli salió en libertad y una semana después, en la madrugada del sábado 10, la mató de 11 puñaladas delante del hijo de ambos y de la madre del agresor.

Jensen, quien con su voto y el de Carlos Flores posibilitó el avenimiento, reconoció que no fue una decisión acertada, pero consideró que no es momento para «pedir la cabeza» de dos jueces.

«No fue acertado, sería necio decir lo contrario con la crónica de lo ocurrido. No sólo nos tenemos que preocupar por pedir la cabeza de dos jueces sino de crear las instituciones para quela Justicia pueda trabajar como corresponda», planteó.

«Cuando ocurren sucesos de esta naturaleza todos debemos hacer una autocrítica porque en el sistema algo falla. Los jueces somos humanos y nos equivocamos», expresó.

El juez insistió ahora, a diferencia de otros magistrados que intervinieron, en que no había elementos para presumir que Carla no decidía en libertad.

«El casamiento era válido, además. Él obtuvo autorización para salir de la cárcel al civil, hubo otras autorizaciones. De todo esto se encargó el tribunal de origen. Además la mujer era víctima, no tenía que pedir permiso. Era su decisión», sostuvo.

«La crónica es de lo que pasó. No es fácil decidir. A la luz del acontecimiento sería necio decir que lo que decidimos fue acertado. No fue acertado. Para casos similares habría que prever que existan las instituciones eficientes para garantizar la integridad de las víctimas», dijo.

En tanto, el fiscal general de General Pico, Carlos Salinas, exigió la renuncia de los jueces Gustavo Jensen y Carlos Flores.

«Nunca se tendría que haber permitido ese acuerdo. Ya que el avenimiento es un caso excepcional, quiere decir que la regla es no al avenimiento -dijo-. Si tuvieran dignidad, los jueces Flores y Jensen, del TIP, deberían renunciar a sus cargos. Es una vergüenza lo que pasó».

En tanto, dos diputadas del oficialista PJ, Mariana Baudino y Carmen Bertone, dijeron que analizan la posibilidad de iniciarles un juicio político a los jueces que posibilitaron la liberación de Tomaselli.

Por su parte, mujeres de distintas organizaciones realizaron estemediodíauna ruidosa manifestación enla Ciudad Judicial, para pedir que Jensen y Flores renuncien a sus cargos.

A su vez, Soledad Reynoso, una de las hermanas de la joven asesinada, pidió perpetua para el asesino.

«No le deseo la muerte (a Marcelo Tomaselli), porque es el  padre de mi sobrino», expresó Soledad Reynoso.

El «avenimiento», una figura penal de la provincia a la que apelaron los abogados de Tomaselli y Figueroa para lograr la libertad del primero, quien estaba detenido por el cargo de violación agravada, no había sido avalado por el tercer juez en discordia del tribunal, Pablo Balaguer.

Balaguer había sostenido que con el fallo no se garantizaba la integridad de la víctima.