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Graves amenazas a jueces y fiscales de Salta y Jujuy que investigan a narcotraficantes

Son cinco funcionarios que investigan tráfico de cocaína. A uno le dejaron una caja con un cráneo en la puerta del juzgado y a otro le pusieron azúcar en el tanque de nafta del auto oficial.

Tres jueces federales, un secretario de un juzgado y un fiscal federal de las provincias de Salta y Jujuy, a cargo de importantes causas ligadas al tráfico de cocaína, sufrieron amenazas y atentados que atribuyen a organizaciones ligadas al narcotráfico.

Las víctimas trabajan en una zona que es considerada la principal vía de ingreso de la droga desde Bolivia. De acuerdo con datos oficiales, en esa jurisdicción se secuestra una tonelada de cocaína por año. Entre las amenazas, también se cuentan fuertes golpizas.

Al respecto, se pronunció el Consejo de la Magistratura y de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, quienes repudiaron los ataques.

Las víctimas son el juez federal N° 1 de Salta, Julio Leonardo Bavio; el juez federal N° 3 de Orán, Raúl Juan Reynoso; y del juez federal N° 2 de Jujuy, Carlos Olivera Pastor.

Asimismo, el secretario penal del Juzgado Federal N° 2 de Jujuy, Federico Aníbal Zurueta, y el fiscal federal N° 2 de Salta, Eduardo José Villalba.

Uno de los casos le sucedió al secretario Zurueta, quien fue atacado a golpes por varios hombres cuando ingresó a su casa, en la capital jujeña.

No le robaron nada y antes de huir le advirtieron: “La próxima te matamos”. El hecho se produjo días antes de jurar como juez en la justicia provincial.

El caso más grave fue el del juez Olivera Pastor, cuando los custodios encontraron en la puerta de su juzgado una caja con su nombre y apellido. Adentro había un cráneo humano, lo que es un claro mensaje mafioso.

El fiscal federal Villalba también atravesó un incidente violento, cuando un hombre descendió de un colectivo e intentó entrar a su oficina armado con un machete. El policía que estaba de guardia lo evitó.

Además, el chofer del juez Reynoso se dio cuenta de que el tanque de combustible había sido violentado. Luego de los estudios de laboratorio, constataron que alguien puso cuatro kilos de azúcar en la nafta.