(Río Grande, 30 de octubre de 2011) – Al finalizar el ciclo secundario desde hace años se ha impuesto como práctica la realización de “serenatas” nocturnas por parte de alumnos que visitan a sus profesores en sus domicilios; en otros casos las caravanas finalizan en el Cabo Domingo o en la zona rural. En la actualidad existe la preocupación por parte de docentes y padres en relación a éste fenómeno que crece año a año, con ribetes peligrosos.
Una de las causas de la preocupación es la forma en que se trasladan los chicos, sobrepasando largamente la capacidad de los autos o, muchas veces, en camionetas o camiones que no brindan las condiciones de seguridad a raíz de que los alumnos van parados en las cajas de los vehículos.
A medida que pasan las horas, éstos rodados circulan a gran velocidad por la ciudad y en zonas alejadas. No hay que olvidar que el año pasado hubo un accidente fatal en cercanías del Puerto Caleta La Misión cuando un automóvil volcó de regreso de una caravana que se efectuó en la zona del Cabo Domingo.
La preocupación de los docentes y padres es porque en muchas de esas caravanas sin la vigilancia de adultos, los jóvenes consumen demasiado alcohol, perdiendo así los chicos la noción del peligro en el que están inmersos en el caso de los traslados en automóviles particulares.
Para esta semana (y por varias noches consecutivas, según se anuncia) los estudiantes secundarios tienen pensado renovar la tradicional marcha nocturna, aunque ya se ha anticipado la férrea oposición por parte de directivos escolares. Pero como la actividad se cumple fuera del horario de clases, los docentes no encuentran facultades para prohibir la actividad, por lo que han expresado su preocupación por lo que pudiera suceder y el anhelo de que las autoridades tomen medidas preventivas severas, aunque desde este sector no se ha habló todavía del tema.