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Y un día el hombre creó Internet

La Red es una histórica posibilidad de estar juntos y comunicados como nunca lo estuvimos, y al mismo tiempo una realidad que impone un nuevo estilo de vida.

El año pasado Beatriz Sarlo visitó Córdoba. En esa ocasión aportó una metáfora maravillosa: Internet es un anillo planetario, como los de Saturno pero circundante a nuestro planeta, e íntegramente compuesto por información. Sarlo también destacó que vivimos en un mundo reorganizado desde las pantallas de la comunicación. Y es una síntesis estupenda para las dos caras del día de Internet: una histórica posibilidad de estar juntos y comunicados como nunca lo estuvimos, y al mismo tiempo una realidad que está imponiendo un nuevo estilo de vida, un modelo laboral, y porqué no, un sistema relacional. Nótese también que la metáfora espacial de Sarlo entra en el juego de astronautas, cibernautas, y otros náuticos como los navegantes web.

¿Pero alguien me puede decir qué es la Internet? Tal vez en esta ocasión valdría la pena definir Internet, un sustantivo que gana cada vez más sentidos diferentes entre sí, pero que cuenta con una definición concreta. Se la puede considerar un conjunto comunicacional descentralizado en permanente diseminación que se integra mediante interconexiones que utilizan un idioma común. De esta manera, las diferentes redes que le componen funcionan como una única lógica hegemónica y eficaz.

Comenzó sus andaduras en USA (donde comienza casi todo) en 1969, bajo el nombre de Arpanet, uniendo la modesta suma de cuatro computadoras, tres en California y una en Utah. Erróneamente se la reconoce por World Wide Web que en rigor es el conjunto de protocolos desarrollados, mucho después (en 1990), y cuya utilidad consiste en permitir consultar archivos de hipertexto (páginas) desde otro punto de la red. Pero, además de vehiculizar la www, Internet es servicios o protocolos como el email (SMTP), la remisión de datos en archivos independientes (FTP y P2P), comunicaciones instantáneas (CHAT), telefonía, videoconferencias, juegos en línea, y un etcétera tan enorme que nadie puede dibujar su contorno.

Actualmente es la fuente de información más importante del la historia de la humanidad, cuyo uso, actualización, y volumen de usuarios superó los mil millones de individuos en 2009. Este monstruo ha recorrido un crecimiento por encima de las estimaciones más optimistas, y lo hace de forma orgánica y autónoma. Entre sus usuarios, los asiáticos son mayoría (40 por ciento), seguidos por los europeos, dejando en tercer lugar a los norteamericanos. El idioma por excelencia, sin embargo, es el inglés (cerca del 30 por ciento) seguido por el chino (casi el 20 por ciento), dejando al español (10 por ciento) en tercer lugar.

Pero Sarlo se quedó corta. Internet no es un anillo que rodea el planeta, es un nuevo Universo. De hecho, si una persona visita el sitio www.opte.org podrá ver una radiografía de la red de redes y su parecido con el espacio, con las galaxias, resultará tan asombroso como la animación que se presenta en la misma web donde el cibernauta tendrá la sensación de asistir al big bang o a un viaje intergaláctico multicolor. Tal vez por eso, la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó el 17 de Mayo como un día para hacer circular la idea de que el siglo XXI es el tiempo de la Sociedad de la Información. Alguna vez Héctor Keismajer me preguntó por su significado, y esta sería una respuesta: Es una gran conversación que cada vez se basa menos en bienes tangibles y más en la producción, tratamiento y comercialización de información.

Y ¿Por qué un 17 de mayo? Porque hace 145 años, en 1865, y después de más de dos meses de negociaciones se firmó en Francia el primer Convenio que fundara la Unión Telegráfica Internacional, cuyo objetivo era muy elemental: entender el telégrafo de un país, en el vecino. Nacía la abuela de Internet, y sí, hasta los tecnólogos son nostálgicos con las efemérides.

Fuente: La Voz