
Fioravanti, luego reconocido como «El Maestro» por el dominio excelso del lenguaje por aire, realizó la transmisión por Radio Splendid, auspiciada por una conocida marca de cigarrillos de la época.
Joaquín Carvalho Serantes, tal su verdadero nombre, falleció el 30 de noviembre de 1989, a los 84 años, y fue velado con honores en el Círculo de Periodistas Deportivos, porque su trayectoria de casi seis décadas fue un hito en el periodismo.
Destacado redactor en La Razón, su primera pasión fue la lectura de los autores clásicos y a los 30 años ya había leído a los grandes de la literatura universal, especialmente a los españoles, empezando por Miguel de Cervantes Saavedra. Por entonces pocos habían leído «El Quijote».
Fioravanti, proteño por adopción ya que nació en Montevideo, inició un ciclo por Radio Splendid que fue todo un acontecimiento.
La emisora metropolitana estaba catalogada como dedicada a «todo lo cultural, tipo Radio Nacional» reseñó Gabriel Sufryn en su libro «Grito sagrado».
«El Maestro» relató sin pausa, todos los domingos, durante las décadas del ´40, `50, `60 y `70. Un récord. Su estilo pausado, sin estridencias, de lenguaje florido, ameno y hasta «romántico» con los protagonistas y público, lo llenó de admiración.
A su vez, él admiraba al paraguayo Arsenio Pastor Erico, notable goleador de Independiente, y guardaba un especial afecto por su hermano, también periodista y editor jefe en el diario Crónica.
Se dice que por su infancia en Santa Fe era hincha de Unión, pero nunca reconoció su virtual pasión «tatengue», club que hoy pugna por ascender.
Sus términos como «subterfugio» usado como antesala de algún tiro libre, en los ´50, fueron de antología. El recuerdo lleva al gol «inventado» por Juan Román Riquelme hace algo más de dos semanas (Boca-Colón) precisamente en Santa Fe.
Usaba lentes oscuros y a partir del 67 reconocía sus dificultades para la visión completa de cada partido. Situación que conocía su comentarista, el marplatense Mario Trucco, gran amigo del célebre relator y maestro, a su vez, del periodista Alejandro Apo.
A fines de los `60, Fioravanti y Trucco componían el binomio en la Cabalgata Deportiva de una conocida marca de hojitas de afeitar.
Uno de sus últimos relatos, la memorable volea de Juan Carlos Cárdenas, goleador de Racing al Celtic de Glasgow, final de la Copa Mundial de Interclubes, remite a noviembre del ´67, en Montevideo. Terminó 1 a 0.
Fioravanti, a los 62 años, consideraba «ese» relato como el broche final de su brillante trayectoria. Un año después, Trucco, en el club Náutico de Mar del Plata, ante 200 personas -el presidente era el escribano Roque Vilas, padre de Guillermo (14 años)-, organizó una homenaje inolvidable al gran relator.
A fines del ´68 el «Maestro» evocó su primer relato elogiando a René Pontoni, autor de dos goles a Boca, aquella tarde del 13 de abril del ´41.
«Parecía que jugaba en puntas de pie con su particular destreza para eludir rivales», dijo. Fue el primero de las decenas de homenajes que lo acompañaron hasta el final de sus días.