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Cuando el que teme no es el reprimido

El intento del Intendente de Río Grande de callar la voz de un periodista a través de amenazas vertidas en una carta documento demuestra un estado de inseguridad y temor que preocupa seriamente. ¿A dónde lleva el poder ejercido con miedo?


(Río Grande, julio 25 de 2010) – La carta documento enviada por el Intendente de Río Grande al periodista Armando Cabral revela en principio un grado de ignorancia mayúsculo acerca del Código Penal, por cuanto alude a un supuesto delito ya derogado hace tiempo. Pero además refleja una actitud persecutoria que ya ha tenido antecedentes cada vez más crecientes y peligrosos.


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Ya no parece ser suficiente el dinero dispendiosamente gastado para asegurar opiniones favorables y silencios cómplices por parte de la prensa y de los más diversos sectores de opinión.


Las expresiones de miedo del Intendente por las críticas y denuncias de las que su gestión viene siendo objeto, se reiteran en los últimos tiempos en muy diversas formas y con respuestas exacerbadas e imprudentes de su parte.


En la medida en que nuevos hechos de presunta corrupción van saliendo a la luz y al tiempo que los objetores y críticos se van sumando, el jefe comunal parece entrar en un estado de pánico que lo puede llevar a acciones tan erradas como peligrosas. Es que quien está acostumbrado a ejercer poder casi sin límites se siente gravemente inquieto cuando la caída empieza a hacerse evidente.


De esa relación entre el poder y la gente, de la inversión de la carga del miedo y del triste final que puede tener quien ejerce el poder imprudentemente, hablaba aquella vieja canción de Sui Generis que bien viene al caso recordar para reflexionar al respecto.

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