Deploramos en forma categórica las expresiones descalificadoras y la intención ofensiva del discurso de la legisladora, dirigidas a toda la prensa sin excepción, demostrando con ello su escasa capacidad para discernir y su nula predisposición a juzgar de manera responsable acerca de la realidad que la rodea.
La actividad y el pensamiento de la senadora son poco menos que inaccesibles para la prensa en general por su actitud permanentemente esquiva e irrespetuosa respecto de los medios de comunicación; aun en el marco de la obligación que le asiste de difundir sus actos en su rol de funcionario del Estado.
En sus pocas apariciones públicas la senadora Díaz ha hecho gala de un discurso procaz e indecoroso que por sí solo da cuenta de su imagen por lo cual no es necesario mayor aporte de los medios de comunicación.
Debemos, sin embargo, rechazar enérgicamente sus acusaciones de autoritarismo y cobardía periodística, que son un ultraje a nuestra vocación de trabajo respetuoso, equilibrado y tan independiente como lo permiten las insoportables presiones políticas a las que la senadora se viene a sumar de modo insultante y osado.
(El texto es acompañado por numerosas firmas de periodistas de la provincia).