A Vélez no le salió una y se fue de Guadalajara con una goleada

Cayó 3-0 ante un equipo de Chivas que no contó con todos sus titulares. Omar Bravo hizo dos y fue la gran figura del partido. Montoya se fue expulsado por un penal en tiempo de descuento y Zapata, que no pudo contener el remate de Reynoso para el tercero, tuvo que reemplazarlo en el arco. El martes 4 de mayo se jugará la revancha en Liniers.


Vélez no tuvo una buena noche en ataque, padeció una rato de inspiración del escurridizo Omar Arellano, marcó demasiado mal una pelota detenida y regresa de México con una durísima derrota que pone en serio riesgo la continuidad en la Libertadores.



Por esos realidades que tiene el fútbol, ahora Vélez, que le había dedicado las mejores energías a esta Copa se ve jaqueado por un oponente que había tomado esta fase como para cumplir.



En el cierre del primer tiempo quedó la sensación de que Vélez se empecina en tropezar más de una vez con la misma piedra. Porque el mismo defecto que, fronteras para adentro, lo dejó muy temprano en la banquina del torneo Clausura -esto es la falta de contundencia en el último cuarto de cancha-, volvió a escena en la bonita Guadalajara y le valió irse a los vestuarios en desventaja.



El equipo que conduce Ricardo Gareca salió dispuesto a presionar a un conjunto local plagado de suplentes y juveniles. La idea fue sorprender con ataque y mandar el mensaje de que había una clara decisión de ganar. Así, con la subidas de Papa y Juan Manuel Martínez (comenzó por la izquierda y con el pasar de los minutos eligió por dónde ser un buen complemento de Rodrigo López), Vélez se plantó cerca del arquero Sánchez. Que primero le bloqueó un buen zurdazo a Papa y que un minutos después se impuso en un mano a mano ante López, quien había sido muy bien asistido por Martínez.



La primera llegada clara de las Chivas se produjo sobre los 15 minutos, cuando Montoya cubrió un complicado disparo de Ponce.



En cuanto el juego se hizo dividido y de a ratos friccionado, el partido presentó una novedad: el protagonismo de Omar Arellano, quien atacando por la derecha empezó a complicar a Papa y a quien aparecía por ahí en su ayuda.



Con mucho de lo que se venía presumiendo llegó la apertura del marcador. Arellano gambeteó con jerarquía a Papa, lanzó el centro al medio del área y Omar Bravo, en su segundo gol del año, se anticipó a Cubero y a Domínguez para vulnerar a un indefenso Montoya.



Después del gol, los mexicanos se amigaron un poco más con la pelota y Vélez sintió el sacudón por la desventaja. Así y todo, los de Liniers tuvieron otras dos oportunidades como para llegar a la igualdad: el uruguayo López desaprovechó un error de Mejía en un pase hacia atrás y Sánchez se quedó con un derechazo de Martínez, quien por un rato había regresado hacia el sector izquierdo del ataque.



Aunque también es cierto que los 10 minutos finales de la etapa inicial fueron a todo Arellano. Porque el veloz delantero volvió a gambetear con llamativa facilidad a Papa y a Otamendi antes de mandar otro centro que fue casi gol otra vez de Bravo. Y a tres minutos del pitazo de Ruiz, sacó un puntazo con poca trayectoria de su pierna derecha y Montoya lo desvió en una gran atajada.



Los problemas que presentó Arellano en la primera mitad disparó una decisión profunda de Gareca: afuera Papa (lo que significó resignar una variante de ataque) y adentro Torsiglieri (un defensor central natural) para ajustar el control sobre el atacante más peligroso de la noche.


Moralez se hizo cargo de conducir la ilusión de la igualdad y desde sus pies partieron los mejores pases. Sin embargo, lo más peligroso de Vélez fue una volea de Zapata que salió por arriba y un derechazo cruzado de Gastón Díaz que pudo valer el 1-1.



Hasta que llovió ese centro que medio Vélez defendió mal y Bravo cabeceó cruzado para clavar un 2-0 tan impensado como peligroso. Agravado aún más por el penal (y expulsión) de Montoya a Bravo que Reynoso convirtió ante un improvisado Zapata en la valla.



Fuente: Clarín