Y siguen participando

Alguna vez desarrollé la teoría de los argentinos de estos tiempos. Esa que dice que venimos al mundo con una etiqueta colgando, como las muñecas, y que en ella se lee: “No apto para revoluciones”. Por Osvaldo Wehbe Cadena 3


No es una exageración. Por nuestras narices pasan los actos de corrupción más evidentes, las componendas políticas más deleznables, la pobreza, la mala educación y, por si fuere poco, se nos ríen en la cara.



Y ahí estamos en las largas filas de los bancos pagando nuestros impuestos como corresponde sin tener la mínima idea de adónde irán a parar nuestros esfuerzos.



El fútbol sigue siendo una muestra gratis de esta inacción permanente de los protagonistas.



La Asociación del Fútbol Argentino hace lo que se le antoja desde hace muchísimo tiempo. Y, si bien, al ser el organismo que manda esto no tendría demasiada objeción, parece increíble que no haya una pizca de reacción en aquellos que se ven directamente perjudicados por decisiones absurdas y arbitrarias.



¿Se irán todos al mundial?¿El barco de Don Julio tendrá como siempre centenares de invitados, que reciben el premio por sus silencios y complicidad diaria con un viaje a la Copa del Mundo junto a sus familiares y amigos?



Esta apreciación surge de la premura con la cual se están jugando los campeonatos en el país.



Una vergüenza. Un torneo de primera con fechas cada dos días. Un mediocre campeonato desde lo deportivo, pero apasionante y parejo.



Digno de jugarse con cierto margen de respeto y regulación. Sin embargo, hay que terminarlo porque se viene el Mundial.



¿Para preservar qué? ¿A algunos equipos a los cuales Maradona les llevará jugadores?, tal vez. ¿Cuantos muchachos del torneo local serán? Exageremos: ocho.



Entonces, con poner reglas claras en el inicio de la temporada, quedaba solucionado.



Al que le tocaba, le tocaba. Si Estudiantes no tendría a Braña y Verón, por ejemplo, en las últimas cuatro fechas, lo hubiese conocido antes de empezar el Clausura.



Y las fechas se jugarían con aire. Para la gente, para los jugadores y para los técnicos.



Pero parece que todos se quieren rajar.



Y si hablamos del campeonato del ascenso, la situación de injusta pasa a ridícula.



Desde la B Nacional hasta el Argentino A la estructura parece no importarle a persona alguna. Hay que jugar porque hay que terminar.



Y los equipos del Argentino A viajan desde Puerto Madryn a Salta, desde San Juan a Posadas de un miércoles a un Domingo. ¿Creen que el Consejo Federal sabe de que se trata, gobernado como está por amigos de Don Julio, que consiguieron un “conchabo” para vivir de algo detrás de un escritorio al cual van cuando se les ocurre?



Y por eso en el inicio me refiero a la inacción de las partes.



¿Porqué no hay una reacción del gremio de futbolistas, de la asociación de técnicos, de los dirigentes de los clubes? ¿Porqué tanta cobardía si está en juego el fruto de mucho esfuerzo y trabajo todo el año?



Alguien que grite a los cuatro vientos: “Así no sirve, lo hagamos de otra manera”.



Cómo se puede convivir sin protestar con algo que es perjudicial de forma evidente para todas las partes, salvo para aquellos que determinan los calendarios en función de un viaje de placer a Sudáfrica.



¿Cuál sería la razón para someter a los equipos a tamaño desatino? El de jugar un ascenso, descenso o campeonato en siete días con tres partidos viajando miles de kilómetros.



Una locura consentida. Eso es lo peor. Consentida. Aceptada. “Firmada” sin firmar por los cientos de pusilánimes que habitan el mundo de la redonda y que como leales súbditos al rey, le rascan la espalda, le lamen las botas y se bancan que a lo mejor el trajín de su plantel se caiga por el peso propio de una organización tan descuidada como perversa.



Es verdad, señores, vuestro club podrá perder en la cancha, la pelota podrá pegar en el palo o vuestro arquero se puede mandar una de esas bien grandes. Pero jugar campeonatos de esta manera es al menos un despropósito. Y no enojarse por ello es, simplemente, denigrante.



Osvaldo Alfredo Wehbe



Fuente: Cadena 3