SEMBLANZAS (IV): LAS COSAS DE LA VIDA

SEMBLANZAS

Por Jorge Daniel AMENA (*)

Uno de los problemas contemporáneos de las cosas de la vida es que cada vez hay más cosas, y menos vida para disfrutar de ellas.

Por lo menos referido a aquéllos que -a cierta edad- nos damos cuenta de la probidad que uno ha empleado en desperdiciar gran parte de su vida, preocupándose por cosas que nunca sucedieron, y no prestándole un mínimo de atención a aquéllas que indefectiblemente ocurrieron, para bien o para mal, (generalmente para mal), y que se nos pasaron de lado como Pinocho en un detector de metales.

Cierto es que de ángeles y demonios todos poseemos una apreciable y hasta equilibrada mezcla Pero hay quienes destacan en el segundo plano, en un mundo -anticipado por George Orwell (1984)- en el que todos somos rehenes, vigilados y vigilantes de un poder omnímodo, que no tiene nacionalidad ni rostro.

En un mundo donde ochenta millones de africanos morirán en la próxima década (si, leyó bien), donde nos espantamos de la crisis global, acompañada consecuentemente con un virus global adosado, y en nuestro país (no “este país” como gustan decir políticos y periodistas, como si hubiesen nacido en Dinamarca) apenas se le dedican ahora mismo unas pocas líneas en los principales gráficos al drama del dengue o el despelote fenomenal de Tartagal, urgidos por las tetas de la modelo de turno o el Show de moda.

Debo aclarar que cuando hablo de “cosas” no lo hago en referencia a artículos de consumo, aunque resaltan, sino situaciones, modificaciones violentísimas de la realidad, la cultura a la altura del analfabetismo, y el neologismo respecto de aquellos que viven debajo de la “línea de pobreza”. ¿Cual línea? ¿Por qué no dicen y nos explican que viven con hambre? Sería más fácil de entender.

En dos líneas te cuentan que mueren en Irak, al mínimo, 30 personas por día, Barak Obama “destiñe” convirtiendo en fuego líquido a más de cien víctimas civiles en Afganistan, Oriente Medio entrará en menos de 6 meses en una nueva guerra entre palestinos versus el resto del mundo, con un “ “score” previsible.

Y nosotros y las cosas.

Y pensar que pensaba escribir sobre un partido de fútbol, pero todo tiene que ver con todo, nadie le da la pelota a nadie. Nos pasamos gambeteando la realidad. Conocedor de mis defecciones y mis errores he tomado cuenta de dichas circunstancias, pero resultaría ocioso darlas a conocer, ni dar explicaciones porque los que te quieren bien no las necesitan y los que no, no te creerían.

Después de todo, el título de esta ¿contribución? pertenece a una película del pasado, cuyo guión me ha venido a la mente: “Por esas cosas de la vida”, actuada por Michel Piccoli y Romy Schneider, que seguramente Uds. desconozcan, simplemente por una cuestión temporal.

Ahora que las cosas nos han superado, donde la tecnología no resulta ser sinónimo de evolución, donde uno carga con demasiadas camisas, zapatos y cables, pienso – guión mediante- que en algún momento, incierto, merecido o no, se llevará a acabo la última mudanza Y que esta consta indefectiblemente de un solo mueble.

(*) Escritor- Abogado Constitucionalista – ex Legislador provincial y Convencional Constituyente provincial, colaborador permanente de la ONU para Asuntos de Africa.

(Se autoriza la reproducción, citando la fuente. Rogamos informar acerca de su publicación.)

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