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Los muchachos kirchneristas

En el Día de la Lealtad, el peronismo manejado desde el poder. Opinión de Alfredo Leuco, para el programa “Qué te parece” en AM Del Plata. Por Radio Fueguina, de lunes a viernes de 14 a 18 hs.

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Néstor y Cristina decidieron volver a Perón. Replegarse hacia lo conocido, diría Rodolfo Walsh. Pragmatismo explícito, confiesa un intendente-caudillo del conurbano. La necesidad tiene cara de hereje, podría suscribir cualquier opositor. Son todos matices que interpretan este giro que aprovecha el día de la lealtad para ponerlo en acto. Desde que llegaron al poder, los Kirchner nunca estuvieron tan peronistas como ahora.

El momento de mayor distancia con la liturgia de lo que Néstor llamaba peyorativamente “ el pejotismo” se puede ubicar en agosto del 2.005. En plena pelea interna, Aníbal Fernández, peronista genético si los hay, llegó a decirle a los duhaldistas que se podían meter la marcha peronista “en el culo” lo que generó una feroz polémica con el hijo del legendario Hugo del Carril.

Dentro de un par de horas, con Cristina en Malvinas Argentinas y con Néstor en Paraná, todos sacaron a relucir su emoción a la hora cantarle al “primer trabajador” para recordarse a sí mismos que “todos unidos triunfaremos”. Un diputado santafesino actualizó con ironía una de “Las 20 verdades” y me dijo: “Para un kirchnerista no hay nada mejor que un peronista”.

Daban ganas de contestarle: “Mas vale Perón en mano que cien concertadores volando”.

Volver a Perón es la consigna de la hora. Para Aldo Ferrer, que nunca fue peronista pero que hoy es la encarnación teórica del modelo económico que garabatea paso a paso Néstor Kirchner, eso significa que “así como Keynes vuelve en el norte, aquí en el sur latinoamericano, vuelven Raúl Prebisch y Celso Furtado”. Conceptualmente, ante el tsunami financiero internacional, propone lo mismo: vivir con lo nuestro pero abiertos al mundo.

Más temerosos y terrenales los industriales se preguntan cuando viene la devaluación. Lo dicen en voz baja para que Kirchner no los amoneste como los amonestó cuando dijeron que la competitividad del dólar era similar a la del 2.001. Los gritos del matrimonio en Olivos se escucharon en el edificio de < ?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" />la Unión Industria Argentina. Cualquier referencia al 2.001 altera los nervios de los Kirchner salvo para decir que la burbuja que estalló ahora es la misma que estalló en ese momento y que estaba inflada con el dinero ficcional de las finanzas. Hoy es el tiempo de la economía real y del trabajo, repiten los flamantes “conciudadanos eminentes de Vicente López “como si fuera “La marcha de los muchachos kirchneristas”.

En lo estrictamente partidario, Néstor Kirchner casi desde las sombras de Olivos, con paciencia y saliva logró desarmar el triángulo de las bermudas de la región Centro que Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos le habían armado para apoyar la rebelión de los pueblos del interior. Primero fue Carlos Reutemann el que volvió al redil en silencio y dispuesto a mantener la unidad del peronismo de su provincia para enfrentar al oficialismo socialista en el parlamento provincial y en los próximos comicios. Después fue Juan Schiaretti a quien le calmaron la angustia cuando lo dejaron de castigar y le enviaron parte del dinero que la Nación le debía.

Y, finalmente, el hueso mas duro de roer, Jorge Busti, capituló esta semana. Por ahora, hay muy pocos que tienen posibilidades de enfrentar a Néstor y Cristina desde el peronismo. Se puede decir con Jorge Luis Borges que los peronistas no son ni buenos ni malos, son incorregibles. O repetir con Perón que los peronistas son como los gatos: cuando se sienten gritos parece que se están peleando pero en realidad se están reproduciendo.

Por Alfredo Leuco

www.alfredoleuco.com.ar

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