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Que Sofía no se convierta en Madeleine

Hace 17 días que la Tierra del Fuego se tragó a Sofía, esta chiquita que todavía no cumplió 4 años. Columna de opinión de Alfredo Leuco para el programa “Qué te parece” de AM Del Plata. Por Radio Fueguina, lunes a viernes de 14 a 18 hs.

Los días van pasando como puñaladas en la espalda y Sofía no aparece. Elena y Fabián, los padres se miran con los ojos desgarrados de tanto llorar y ya no saben que más hacer ni que más decir. Hace 17 días que la tierra del fuego se tragó a Sofía, esta chiquita que todavía no cumplió 4 años. Toda la comunidad de Río Grande espera y desespera, se moviliza y reclama pero hasta ahora todo cae en el vacío.

No hay nada de nada. Ni una pista. Ni un indicio. Ni una sospecha. Nada. ¿Cómo puede ser? ¿Quién es el maldito malnacido que se robó a Sofía? ¿Qué motivos oscuros lo empujaron a eso? ¿O a esta altura alguien cree que Sofía se perdió a la vista de sus padres y no la pueden encontrar después de cientos de allanamientos y rastrillajes? ¿Dónde está Sofía? Sus padres se lo preguntan a cada rato desde la angustia. No se permiten bajar los brazos. Siguen peleando contra un enemigo invisible que les taladra el corazón.

Elena Delgado soñaba con tener una hija desde que se casó con Fabián Herrera en diciembre del 99. Ella nunca imaginó que un problema en las trompas se lo iba a impedir y que ningún tratamiento iba a dar resultado. Golpeados, agotados, casi resignados, 5 años después el milagro se hizo y esa hija tan deseada empezó a pegar patadas en la panza orgullosa de Elena. Así nació Sofía. La reina de la casa.

La recibieron con un cartelón que colgaron en su habitación que todavía esta y dice “Bienvenida hija, llenaste de alegría nuestros corazones”. Y esos corazones hoy están sangrando. Quebrados. Asustados. Tienen miedo de que Sofía se convierta en Madeleine, la nenita inglesa que también tenía 4 años cuando desapareció hace casi un año y medio y todavía está desaparecida. Sofía es un solcito. Canta y baila como Shakira y Xuxa. Se sabe de memoria las canciones y siempre le pide a su mama que le ponga las botitas altas acordonadas, la pollerita y las calzas. Salta, se ríe, es fanática de Patito Feo en la tele, le gusta que su papa le haga muñecos de nieve y disfruta cuando algún copito blanco le cae en su boca abierta como si fuera un helado del cielo.

Sofía dibuja a su padre lleno de rulos y con cara de enojada le dice malcriado. Y se ríe. Se ríe como todos los chicos de 4 años. A la noche, con su cuna al lado de la cama, se duerme tomada de la mano de su Mama. Esas dos manitos apretadas hace 17 interminables noches que están separadas. Esa unión de manos de madre e hija fue cortada de cuajo. Cuesta mucho no quebrarse cuando uno ve a su mama, a Elena, mirar fijo la cámara de algún canal de cable y hablarle a los que tal vez tengan a Sofía.

Les ruega que le den Ibupirac si tiene fiebre, que se preocupen por alimentarla porque Sofi es tan inquieta que se baja de la sillita para seguir jugando y deja el plato a medio terminar. Les pide que no le hagan daño. Que no la lastimen. Que la devuelvan, por favor. No sabe quien fue ni que quieren. Pero lo cierto es que pasan los días y Sofía no aparece. Están todos desesperados. Su abuela Ester que viajó a dedo desde Caleta Olivia. Su abue Dominga que viajó desde Córdoba.

Ellas quieren leerle otra vez la historia de Caperucita que tanto le gusta. Se quieren divertir de nuevo con esa división que establece Sofía: ella y sus amigas son las divinas. Y su mama y las abuelas son las populares. Allí está el triciclo mudo y quieto. Sus chupetines Pico Dulce sobre la mesita de luz. Su acolchado de Blancanieves y miles de enanitos.

En fin, el mundo de una nena amada de 4 años que está desaparecida y que no queremos olvidar. Para que pronto Sofía vuelva sana y salva con sus padres. Para que termine este calvario y para que sus abuelas le puedan contar todos los cuentos que tengan final feliz. Ese final que todos queremos para esta terrible historia.

Audio: Alfredo Leuco

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