La investigación del triple crimen de General Rodríguez destapó una serie de negocios espurios con nueve empresas proveedoras de servicios de salud que, además de aportar cerca 4 millones de pesos a la campaña presidencial del Frente para < ?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" />
El escándalo, que surgió a partir de las conexiones entre los principales accionistas de las firmas y que salpica la figura de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, es sólo comparable con el alboroto que provocó en 1999 el financiamiento de la campaña presidencial de la fórmula Duhalde-Ortega. Vaya casualidad, la empresa Mercado Abierto SA, que manejaba el dinero del cartel mexicano de Juárez en Buenos Aires, acercó más de un millón de dólares.
Sin embargo, el tema no se profundizó lo suficiente. Quizá porque no aparecieron cuerpos ni crímenes con ribetes mafiosos, como los de Sebastián Forza (34), Damián Ferrón (37) y Leopoldo Bina (35), acribillados el 13 de agosto pasado en un zanjón. En este caso, el análisis de los contactos y los negocios de una de las víctimas abrió un enorme abanico de nombres, muchos de ellos vinculados al poder político.
Cadena de favores. Forza estaba a cargo de la droguería Seacam SA, una empresa que el 29 de octubre de 2007 aportó 200 mil pesos a la campaña de CFK. ¿Qué recibió a cambio Forza? Nadie se anima a confirmarlo, pero la versión que circuló con más fuerza indica que tenía previsto reunirse con
Además de ser un hombre ávido para los negocios, Forza tenía tantos contactos como amigos. Con uno de ellos se metió en el negocio de la salud: Ariel Vilán (34), el empresario que se suicidó el domingo y prefirió llevarse a la tumba todo lo que sabía.