En medio de la tensión que provoca la convocatoria a la marcha moyanista del 21-F y mientras su par bonaerense intenta avanzar en una compleja paritaria con los gremios docentes (ver página 16), Horacio Rodríguez Larreta acaba de conseguir algo que más de un funcionario nacional o gobernador desearía: ayer logró que el Sindicato Único de Trabajadores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (SUTECBA) y la representación en la Ciudad de Buenos Aires del Sindicato Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) acordaran un incremento salarial del 12 por ciento, sin cláusula gatillo, que regirá para los 83.000 empleados del escalafón general y las plantas transitorias durante 2018.
«El acuerdo alcanzado pone de manifiesto una negociación responsable de ambas partes, sustentada en sólidas bases de diálogo construidas entre el Poder Ejecutivo y las entidades gremiales», sostuvo el ministro de Hacienda, Martín Mura.
A pesar del anuncio oficial, que incluyó la firma de un acta acuerdo suscripta por Amadeo Genta, Patricio Datarmini, Enrique Pistoletti y Genaro Trovatto (en representación de los gremios), sobre el cierre de esta edición el secretario de Organización del SUTECBA Aníbal Torreta publicó en su Facebook un mensaje que provocó desconcierto: «Compañeras y compañeros municipales de capital, hasta este momento solo se acordó la cláusula gatillo deuda de 2017. Toda otra información es falsa». Sin embargo, fuentes del Gobierno de la ciudad confirmaron la información y difundieron el acta, donde aparecen las rúbricas de los mencionados dirigentes avalando la resolución.
«Es importante resaltar que, en línea con la instauración de Buenas Prácticas de Gobierno y en el marco de la construcción de consensos, el Gobierno de la Ciudad continúa trabajando junto con SUTECBA en la jerarquización del empleo público», explicó Mura.
La aspiración de Mauricio Macri es lograr un efecto espejo del acuerdo alcanzado por Buenos Aires, que permite mostrar la «buena predisposición» de los gremios que «dialogan» con el gobierno, en contraste con la actitud asumida por las organizaciones sindicales más combativas. En el horizonte cercano aparece el antecedente del gobernador cordobés Juan Schiaretti , que logró en diciembre cerrar con los estatales de su provincia una pauta de 11% pero con cláusula gatillo; y el del misionero Hugo Passalacqua, que obtuvo una paritaria con el sector docente del 15,5% sin el mecanismo disparador.
ATE y CTA en contra
En la otra vereda, aparecen los estatales nacionales nucleados en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y la CTA que junto a otros gremios de perfil más crítico contra el Gobierno nacional y organizaciones sociales, marcharán hoy en distintos puntos del país, con un fuerte epicentro en Buenos Aires, adonde confluirán en cinco columnas provenientes de diferentes puntos del conurbano.
«Este paro arrancado por numerosos reclamos de trabajadores despedidos, como los del Inti, el Posadas, Río Turbio, Fanazul, SENASA, tiene como objetivo colocar el rechazo a los despidos y al plan de guerra de Macri y los gobernadores, a los topes a las paritarias, a las reformas a la baja de los convenios colectivos de trabajo del estatuto y a la confiscación de la jubilación», sintetizó Romina del Plá, diputada nacional por el Partido Obrero-Frente de Izquierda y secretaria general del Suteba Matanza.
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