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A 16 años de la represión en el Hospital Río Grande

Se recuerda como un hecho inédito: balas de goma y gases lacrimógenos dentro de un centro hospitalario. Nunca antes había ocurrido en la Argentina. El gobierno de Manfredotti y Gallo lo hizo posible.

Fue el 28 de diciembre del 2001, cuando el ex juez Alberto Aragone ordenó reprimir a los trabajadores. Las fuerzas dirigidas por el secretario de Seguridad Guillermo Lindl no dudaron en disparar gases lacrimógenos y balas de goma contra los manifestantes que estaban dentro del nosocomio.

El hecho calificado como inédito tuvo su epicentro en las entrañas mismas del Hospital Regional Río Grande. Una protesta por mejoras salariales terminó con una brutal represión policial contra los trabajadores.

La policía con gases lacrimógenos y balas de goma, se abrieron camino entre los manifestantes. Según se manifestó, la orden la dio el por entonces Juez de Instrucción Alberto Aragone, siendo ejecutada por el secretario de Seguridad Guillermo Lindl y su subsecretario Carlos Marino.

Los gases lacrimógenos rápidamente se esparcieron por todo el  establecimiento, los médicos taparon las puertas de las salas de internación para que no fueran afectados los enfermos internados en el hospital.

La gente al ser anoticiada por lo que estaba sucediendo comenzó a llegar a las puertas del hospital, la protesta se dividió en dos partes, primero gritos e insultos, para pasar luego a lanzar elementos contundentes contra los efectivos policiales.

Hubo numerosos heridos de bala de goma, contusos y gente muy golpeada por efectivos de Servicios Especiales.

Desde el mediodía cuando empezó todo hasta la medianoche, la tensión y los incidentes seguirían hasta dejar una imagen patética que sintetiza lo que fue aquella gestión devastadora de Manfredotti y Gallo. Ayudada por la policía, la subsecretaria de Salud María Rosa Sahad escapaba por una ventana de la planta alta hacia una escalera aportada por bomberos, para que la oscuridad de la noche le pusiera un manto de piedad a tanta vergüenza.

Finalizada la represión, fueron numerosos los comunicados de prensa repudiando la actitud del gobierno de Carlos Manfredotti y Daniel Gallo. Después, el olvido, la impunidad, ningún castigo, el autoritarismo volvía a ganar la batalla.