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Evangélicos podrán faltar al trabajo para asistir a los festejos por el 500° Aniversario de la Reforma Protestante

El Gobierno de la provincia de Tierra del Fuego adhirió a la Ley, a través de la cual también permite que los alumnos de todos los establecimientos puedan ausentarse para asistir a las celebraciones.

Este año se cumplen 500 Años de la mayor y más significativa Reforma Integral impulsada por el monje Martín Lutero. Por ello, el Gobierno de la Provincia de Tierra del Fuego decidió adherir a esta importante conmemoración con la sanción de una ley que instituye el 31 de Octubre como Día de la Reforma Protestante, otorgando la fecha por única vez para que quienes profesen este culto puedan participar de los eventos de celebración.

La iniciativa fue impulsada por la Legisladora Cristina Boyadjian y contó con el acompañamiento de todos sus pares en el Parlamento Fueguino y fue aprobada por unanimidad el 14 de Septiembre

A través de la aprobación y promulgación (que llegó días después) se instituye por única vez para todos los trabajadores de los poderes, ejecutivo, legislativo y judicial que profesen cultos protestantes o evangélicos, que puedan disponer libremente del 31 de Octubre para participar de actividades que se realicen en conmemoración del quinto centenario de la Reforma Protestante.

También se incluye a alumnos de todos los niveles de establecimientos educativos públicos con autorización de sus padres a ausentarse para asistir a celebraciones relacionadas con esta trascendente fecha.

Además de instruir a la Secretaria de Culto a organizar una jornada de encuentro religioso para la última semana del mes de Octubre.

La Reforma Protestante celebra 5 siglos de la presentación realizada por Martín Lutero de las 95 tesis que cambiaron la historia del mundo, acercando al hombre a Dios y entendiendo que la Salvación se obtiene a través de la fé.

Con la traducción de la Biblia a los distintos idiomas, la Palabra de Dios llegó a todos, aportando así a la alfabetización universal promoviendo el derecho que tienen las personas comunes de leer la Biblia por sí mismas, sin la necesidad de intermediarios, tal como ocurría hasta la aparición de la imprenta.

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