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Ushuaia: Prisión perpetua para la joven que mató a Echazú

Una mujer fue condenada a prisión perpetua por haber matado de 30 cuchilladas, en marzo último en Ushuaia, a un prestamista al que quiso robarle para pagarle un abogado a su marido que está preso por haberla golpeado meses antes del crimen.

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El fallo del Tribunal Oral en lo Criminal de la capital de Tierra del Fuego recayó sobre Micaela Paz (26), madre de dos hijas y a quien le atribuyeron el asesinato de Carlos Echazú (89).

Los jueces Alejandro Pagano Zavalía, Maximiliano García Arpón y Guillermo González hallaron a Paz culpable de los delitos de «homicidio criminis causa en concurso ideal con robo agravado por el uso de armas».

La pena impuesta por el tribunal coincidió con la que había solicitado en su alegato el fiscal de juicio Fernando Ballester Bidau.
El hecho ventilado en el debate ocurrió la tarde del 10 de marzo, en una vivienda situada en Ruiz Galán al 700, de Ushuaia, donde residía el prestamista Echazú.

Según dio por probado el tribunal, Paz fue hasta esa casa acompañada de una adolescente de 15 años, que luego de permanecer una hora en la puerta del inmueble fue invitada a ingresar y así se convirtió en testigo presencial de lo que ocurrió después.

Esta chica contó en el juicio, que comenzó el martes, que Paz aprovechó un descuido del prestamista cuando se dirigía a la cocina de la casa y lo apuñaló por la espalda en más de 30 oportunidades con un cuchillo que sacó de la campera.

La testigo declaró que tras el ataque, la agresora la obligó a revisar los dormitorios y otros ambientes de la vivienda en busca de dinero.

Finalmente, las dos mujeres se retiraron del inmueble aunque quedaron registradas por las cámaras de seguridad de una vivienda vecina.

Durante el juicio, otras amigas de Paz dijeron que ésta buscaba dinero -incluso ya le había vendido su auto a una de ellas- para pagar los honorarios de un abogado que defendiera a su pareja, Matías Turra, quien está detenido desde hace unos meses por haberla golpeado.

En esa oportunidad, Turra irrumpió en la casa de Paz, la arrastró hasta su vehículo y la trasladó hasta la zona de Playa Larga, próxima a la ciudad, donde la sometió a una feroz paliza.

La joven denunció lo ocurrido, por lo que su pareja fue detenida por «privación ilegítima de la libertad y lesiones», en un contexto de violencia de género.

Sin embargo, Paz perdonó a su pareja y luego comenzó a visitarlo en la cárcel y a buscar dinero para sacarlo de allí.

Por su parte, Echazú oficiaba de prestamista y fue presentado a Paz por una amiga de ésta, a quien la ahora condenada le dijo, con un tono bromista, que si no conseguía el dinero iba a «hacer cagar al viejo».

De hecho, la propia Paz confesó en el juicio haber cometido el homicidio, aunque su abogado, Raúl Paderne argumentó que la mujer actuó bajo «emoción violenta» -circunstancia que impide al acusado comprender la criminalidad de sus actos- y no con el fin de robarle a la víctima.

«Nadie que va a cometer un crimen se asegura que haya un testigo adelante ni tampoco mata con más de treinta puñaladas y golpes. La emoción violenta es una característica de lo ocurrido», afirmó el letrado.

Por último, Paderne adelantó que apelará el fallo, cuyos fundamentos se conocerán el 6 de noviembre, ante el Superior Tribunal Provincial, y si es necesario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

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