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El “Griesafault” de la Argentina | Joseph Stiglitz

El 30 de julio, los acreedores de la Argentina no recibieron el pago semestral de los bonos que se reestructuraron después del último default del país en 2001. Argentina había depositado 539 millones de dólares en el Bank of New York Mellon pocos días antes. Pero el banco no pudo transferir los fondos a los […]

El 30 de julio, los acreedores de la Argentina no recibieron el pago semestral de los bonos que se reestructuraron después del último default del país en 2001. Argentina había depositado 539 millones de dólares en el Bank of New York Mellon pocos días antes. Pero el banco no pudo transferir los fondos a los acreedores: el juez federal de los EE.UU. Thomas Griesa había dictaminado que Argentina no podía pagar a los acreedores que habían aceptado su reestructuración hasta que no pagara la totalidad de la deuda -incluidos los intereses vencidos- a los que la habían rechazado. Los medios calificaron esto de default argentino pero el hashtag de Twitter #Griesafault fue mucho más acertado.

Los defaults soberanos son hechos comunes con numerosas causas. En el caso de la Argentina, el camino hacia su cesación de pagos de 2001 se inició con el crecimiento sideral de su deuda soberana en los 90, que se produjo paralelamente a reformas económicas neoliberales del “Consenso de Washington”. El experimento fracasó y el país sufrió una profunda crisis económica y social, con una recesión que duró de 1998 a 2002.

Argentina reestructuró su deuda en dos rondas de negociaciones, en 2005 y 2010. Más del 92% de los acreedores aceptaron el nuevo acuerdo y recibieron bonos canjeados y bonos indexados por el PBI. La economía tuvo un gran crecimiento, de modo que los bonos indexados por el PBI tuvieron un interesante rendimiento. Pero los llamados inversores buitres vieron la oportunidad de obtener ganancias aún mayores. NML Capital, subsidiaria del fondo de cobertura Elliott Management, cuyo dueño es Paul Singer, invirtió 48 millones en bonos en 2008; gracias al fallo de Griesa, NML Capital debería recibir ahora 832 millones -un retorno del 1.600%-.

El pago de la deuda en los términos de Griesa devastaría la economía argentina. NML Capital y los otros buitres representan sólo el 1% de los acreedores, pero recibirían un total de 1.500 millones de dólares. Como la reestructuración de la deuda estipulaba que todos los acreedores que la aceptaran podían exigir los mismos términos que reciben los holdouts, Argentina podría estar obligada a pagar 140.000 millones de dólares.

El Griesafault terminará teniendo un alto precio -menos para la Argentina que para la economía mundial y países que necesiten acceso al financiamiento externo-. Estados Unidos también saldrá perjudicado. Sus tribunales han sido una farsa: como señaló un observador, es evidente que Griesa nunca midió la complejidad de la cuestión. El sistema financiero de Estados Unidos ha extendido sus afanes al resto del mundo. Los prestatarios soberanos no confiarán en la imparcialidad de la justicia de Estados Unidos. El mercado de emisión de este tipo de bonos se trasladará a otros países.

Joseph Stiglitz | Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Columbia. Martín Guzmán es coautor.

Traducción: Elisa Carnelli

Fuente: Clarín

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