Según explica el Ministerio Ruso de Defensa en su página web, los marineros a bordo de la pequeña nave Barents 1100 lanzaron una señal de alarma el domingo por la tarde, cuando se hallaban perdidos en algún punto del Mar Blanco, un extenso y gélido golfo al sur de la península de Kola.
Pero 40 minutos más tarde los pasajeros se llevaron una gigantesca sorpresa cuando vieron emerger de las entrañas del océano al Voronezh, un submarino nuclear de la clase Oscar, perteneciente a la Flota del Norte de la armada rusa, y que en aquellos momentos realizaba maniobras en la zona.
Tras acercarse a un costado del Barents 1100, varios miembros de la tripulación del Voronezh lograron trasladar a los cinco marineros que viajaban en la embarcación accidentada a bordo del submarino, en una operación que fue captada por un helicóptero militar ruso.
El pequeño barco fue amarrado al submarino, de 154 metros de largo, para remolcarlo junto a su tripulación hasta el puerto de Severodvinsk. Pero las malas condiciones del mar rompieron las amarras y el barco se perdió antes de llegar al puerto, donde sí desembarcaron sus ocupantes,sanos y salvos, después de haber protagonizado una de las operaciones de rescate más infrecuentes de la historia.
Sin embargo, esta acción de la tripulación del Voronezh no fue completamente altruista, ya que el Ministerio de Defensa ruso se encargó de difundir la historia en los medios de comunicación.
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