En el fútbol argentino, en general, alcanza con poco para renovar ilusiones, para recuperar fuerzas luego de un traspié, para levantar la cabeza y demostrar entereza física y emocional. En definitiva, los equipos no necesitan grandes atributos para ganar un partido. Y esto fue lo que le sucedió esta noche a San Lorenzo, que superó aIndependiente 1-0 y se apoderó de la cima junto a Rosario Central al menos hasta que juegue Boca. Fue exagerado el triunfo del Ciclón, pero contó con una ráfaga para sacar adelante un encuentro complejo. Así, da pasos hacia adelante mientras espera el muy importante choque del jueves próximo ante Corinthians, en Brasil, por la Copa Libertadores, el foco que más presionado lo tiene desde las matemáticas.
Independiente otra vez se va sin nada. Juegue con o sin su gente no puede salir de su irregularidad. Tenía una gran oportunidad para reactivarse y dar el gran salto en la vuelta deFederico Mancuello, de sacarle provecho al estilo protagónico de Almirón en un clásico y un escenario complejo. Pero fue de mayor a menor, terminó impotente y sin ideas, con apenas una pelota parada cabeceada por Tagliafico para generar la única acción de riesgo cuando necesitaba empatar.
Es complicado encima explicar lo que sucedió en el primer tiempo. Fue un contraste. El equipo de Almirón, en la generación, rindió como pocas veces, con circulación, precisión en velocidad, desmarques y un gran aporte de los delanteros para generarse los espacios. Pero todo se encadenó hasta la puerta del área del Ciclón. Después, lo de siempre: le faltó resolución en los últimos metros y no pudo quebrar el cero por falencias propias y méritos de Torrico. Un zurdazo de Mancuello, tras una buena acción entre Albertengo y Riaño; un mano a mano del arquero y Riaño, tras un pase filtrado de Albertengo, una volea de Pisano. Ninguna finalizó en gol.
San Lorenzo, paradójicamente, jugó uno de los peores primeros tiempos del torneo. Estuvo muy nervioso, incluso sin demasiado sentido. Más allá de que venía de una derrota dura con River en el Monumental, siempre está ahí, en la pelea. Pero salvo aquella acción del comienzo con el zurdazo de Mas tras una apertura de Mercier, y un intento individual de Romagnoli, no rindió. Llegó al gol sobre el final con un derechazo de Villalba luego de un anticipo ofensivo deMercier y una apertura de Matos para que Tito se fuera directo hacia Rodríguez. Hasta esa instancia, sólo Mercier y Torrico estaban rindiendo aceptablemente.
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