El mundo de la amistad puede ser muy amplio y todo depende del valor que se la da a este vínculo a lo largo de la vida. Quizá un adolescente puede considerar que tiene amigos en el club, en la escuela, el barrio y, esto se superpotencia, si se considera a las redes sociales. A medida que la edad avanza lo natural es que este círculo se estreche, por las obligaciones y mudanzas, entre otras razones. Así, las relaciones toman distancia o se asientan con el tiempo.
Una encuesta realizada por Focus Market reveló que el 40% de los argentinos consideran que poseen entre cinco y 10 amigos, mientras que el 26% cuenta a 4 personas en su grupo de mayor confianza. Luego, el 12%, nombró a 3 y el 9%, entre 10 y 20. Sin embargo, qué sucedería si solo la mitad de ellos, en realidad, creyese que el vínculo es recíproco.
Los autores de la investigación encuestaron a 84 estudiantes universitarios y les pidieron que evalúen de cero ( «No conozco a esta persona») a cinco ( «Uno de mis mejores amigos «) al resto de sus compañeros, siendo el tres la puntuación mínima necesaria para calificar para la amistad. Además, les pidieron que conceptúen lo que el otro podría pensar de ellos.
En total documentaron 1.353 casos de amistad y en el 94 por ciento, los jóvenes consideraron que el otro los puntuaría de manera similar. Sin embargo, los resultados fueron diferentes: solo el 53% de las «amistades» fue recíproca; o sea, que exisitó concordancia en la calificación de un lado y el otro.
La percepción de los argentinos sobre los vínculos más cercanos parece adecuarse a esta norma, ya que -según la encuesta de Focus Market- el 77% consideró que hay al menos una persona de su entorno que lo considera amigo, pero que el sentimiento no es mutuo.
Además, los investigadores realizaron un análisis cuantitativo de más de 50 estudios anteriores que abordaron el tópico, con tamaños muestrales que iban desde 82 personas a 3.160, y encontraron resultados similares: la proporción más alta de amistades recíprocas fue del 52% y la más baja del 34 por ciento.
«Estos hallazgos sugieren una profunda incapacidad de las personas para percibir la reciprocidad de la amistad, tal vez debido a que esta circunstancia desafía a la propia imagen de uno mismo», comentó Erez Shmuel, uno de los investigadores principales.
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